Hasta que todas y cada una de las personas no estén vacunadas, no pondremos fin a esta pandemia y reconstruir nuestras vidas
Mientras la ‘tercera dosis’ es debate en nuestra sociedad, no podemos olvidarnos que millones de personas vulnerables y personal sanitario en países de ingresos bajos y medios aún esperan las primeras dosis de la vacuna de la COVID-19. Esta inequidad global y las limitaciones de suministros deben solucionarse cuanto antes.
El acceso desigual a las vacunas entre los países desarrollados y en vías de desarrollo no sólo produce un sentimiento de injusticia, sino que también plantea un riesgo para la salud mundial. Nadie estará a salvo hasta que todas las personas estén a salvo. Solo podemos tener éxito mediante la cooperación internacional y las organizaciones multilaterales. Debemos abordar muchos desafíos simultáneamente y de manera coordinada.
Necesitamos maximizar la capacidad mundial de producción de vacunas, garantizar el funcionamiento adecuado de las cadenas de suministro, eliminar las barreras comerciales y los obstáculos logísticos, y asegurar una capacidad suficiente de transporte, almacenamiento y distribución.
En el caso concreto de Nicaragua el proceso de vacunación se está realizando en parte gracias a las diferentes donaciones de vacunas del Estado Español, pero todavía el suministro es insuficiente ya en la actualidad está viviendo una nueva ola de la pandemia con inciertos resultados.
Por esta razón desde Ayudemos a un@ Niñ@ pedimos a los gobiernos de los países ricos que implementen mecanismos para redistribuir urgentemente las dosis de vacunas que necesita el resto del mundo. Cuanto más tiempo permanezcan miles de millones de personas sin vacunar, más variantes que nos amenazan a todos se desarrollarán. Es necesario cambiar el actual enfoque centrado en los beneficios y en el egoísmo que no solo es moralmente cuestionable, sino también imprudente.