El Día Mundial de la Población, que pretende llamar la atención sobre la urgencia y la importancia de las cuestiones de población, se instauró a través del entonces Consejo de Administración del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en 1989.
A pesar de que suponen el 49,7 por ciento de la población mundial, a las mujeres y a las niñas no se las suele tener en cuenta en los debates sobre demografía; además, las políticas de población vulneran sus derechos. Como resultado, nuestro mundo excluye y margina a la mitad de la población del planeta, un problema que nos impedirá a todas las personas disfrutar de un futuro más próspero, pacífico y sostenible.
En la raíz de este problema se encuentra la desigualdad de género.
Esta injusticia generalizada aleja a las mujeres y a las niñas de la escuela, del mercado laboral y de los puestos de liderazgo; limita su autonomía y su capacidad para tomar decisiones sobre su salud y su vida sexual y reproductiva; e incrementa su vulnerabilidad ante la violencia, las prácticas nocivas y la muerte materna prevenible, ya que cada dos minutos muere una mujer a causa del embarazo o el parto.
Cuando las sociedades empoderan a las mujeres y a las niñas para que ejerzan autonomía sobre sus vidas y sus cuerpos, tanto ellas como sus familias prosperan, como muestra el informe Estado de la Población Mundial 2023 del UNFPA. El efecto en cadena redunda en un mundo mejor y más inclusivo, preparado para hacer frente a los cambios y desafíos demográficos que depara el futuro.
El UNFPA aporta datos, experiencia y testimonios para apoyar a las mujeres y niñas de todo el mundo, y el Día Mundial de la Población nos brinda la oportunidad de señalar la necesidad de promover la igualdad de género para ayudar a hacer realidad los sueños de los 8.000 millones de habitantes de nuestro planeta.
Este proceso comienza por prestar atención a las voces de las mujeres, niñas y otras personas marginadas e implementar leyes y políticas que les permitan ejercer sus derechos y tomar decisiones relevantes.
Debemos promover la igualdad de género para crear un mundo más justo, resiliente y sostenible. La creatividad, el ingenio, los recursos y la fuerza de las mujeres y las niñas son fundamentales para abordar los retos demográficos y de otro tipo que amenazan nuestro futuro, como el cambio climático y los conflictos. Las mujeres desempeñan un poderoso papel en el logro de consensos y en la consolidación de la paz a todos los niveles. Aun así, únicamente seis países cuentan con un 50 por ciento o más de mujeres en su parlamento.
Con demasiada frecuencia, las barreras económicas de género y los desafíos a la salud y los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, incluida la falta de acceso a métodos anticonceptivos, impiden a las mujeres crear las familias que desean, lo que supone una violación a su autonomía corporal que pone en riesgo nuestro futuro global. Los gobiernos deben proteger los derechos de las mujeres y las niñas para garantizar una población mundial más inclusiva y resiliente.
Por tanto hay un hecho claro: «invertir en igualdad de género hoy significa invertir en nuestro futuro común».