Cada 12 de junio, la Organización Internacional del Trabajo se une a sus mandantes, socios y socias de todo el mundo para conmemorar el Día Mundial contra el Trabajo Infantil.
En 2024, el Día Mundial se centrará en la celebración del 25 aniversario de la adopción del Convenio núm. 182 de la OIT sobre las peores formas de trabajo infantil (1999), que en 2020 se convirtió en el primer Convenio de la OIT ratificado universalmente. Al tiempo que se hace un llamamiento a todos los Estados miembros que aún no lo hayan hecho para que ratifiquen el Convenio núm. 138, el Día Mundial será también una oportunidad para recordar a todas las partes interesadas la necesidad de mejorar la aplicación de los dos convenios fundamentales de la OIT sobre el trabajo infantil, a saber, el Convenio núm. 182 y el Convenio núm. 138 sobre la edad mínima de admisión al empleo o al trabajo (1973).
Desde 2000, durante casi dos decenios, el mundo ha venido realizando progresos constantes en la lucha contra el trabajo infantil. Sin embargo, en los últimos años, los conflictos, las crisis y la pandemia de COVID-19 han sumido a más familias en la pobreza – y han obligado a más millones de niños y niñas a caer en situación de trabajo infantil. El mayor incremento del trabajo infantil se observa entre los niños y las niñas más pequeños/as, de 5 a 11 años de edad. Casi uno de cada diez niños y niñas en todo el mundo se encuentra en situación de trabajo infantil.
La abolición del trabajo infantil es uno de los principios y derechos fundamentales en el trabajo, junto con la libertad sindical y la negociación colectiva, la no discriminación, la abolición del trabajo forzoso, y entornos de trabajo seguros y saludables. Unas estrategias integradas que mejoren el acceso a todos los principios y derechos fundamentales en el trabajo son una fórmula demostrada para luchar de manera sostenible contra la pobreza y la desigualdad que impulsan el trabajo infantil.
No podemos olvidar que el trabajo infantil está impulsado por causas subyacentes como la pobreza, y que la solución a largo plazo radica en el crecimiento económico sostenido que conduzca al progreso social, en particular a la reducción de la pobreza y a la educación universal, los convenios conceden particular importancia a combatir las causas fundamentales. Una lección clave aprendida en los últimos decenios se refiere al vínculo entre la eliminación del trabajo infantil, por una parte, y el trabajo decente para padres, madres y menores que han alcanzado la edad mínima de admisión al empleo, por otra.
Hoy más que nunca es importante renovar el movimiento mundial contra el trabajo infantil y reforzar significativamente la cooperación internacional. La asistencia mutua y la solidaridad incluyen el apoyo a medidas orientadas específicamente a combatir el trabajo infantil. En términos más generales, las políticas internacionales sobre comercio, inversión, medioambiente y sostenibilidad de la deuda deben coordinarse más estrechamente con los esfuerzos para acabar con el trabajo infantil.
Este Día Mundial contra el Trabajo Infantil, 12 de junio de 2024 instamos a:
- La aplicación efectiva del Convenio núm. 182 de la OIT sobre las peores formas de trabajo infantil;
- El fortalecimiento de la acción nacional, regional e internacional para poner fin al trabajo infantil en todas sus formas, incluidas las peores formas, adoptando medidas y políticas nacionales, y abordando las causas fundamentales, tal como insta el Llamamiento a la Acción de Durban de 2022;
- La ratificación universal y la aplicación efectiva del Convenio núm. 138 de la OIT sobre la edad mínima, lo cual, junto con la ratificación universal del Convenio núm. 182 de la OIT sobre las peores formas de trabajo infantil, lograda en 2020, proporcionaría a todos los niños y las niñas protección jurídica contra todas las formas de trabajo infantil.
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