Las mujeres siempre han sido un elemento clave de la actividad forestal: como portadoras de conocimientos tradicionales, recolectoras y usuarias de productos forestales o, cada vez más, profesionales forestales, entre muchas otras funciones. Es crucial reconocer y potenciar su papel para lograr una gestión sostenible y mejorar los medios de vida en los bosques tropicales.
Cada minuto desaparece un área de bosque equivalente a 27 campos de fútbol, ya se ha perdido la mitad de los arrecifes de coral del mundo y medio millón de especies de insectos están en peligro de extinción. La próxima reunión mundial del Convenio de Diversidad Biológica, es una cita clave para lograr un acuerdo global ambicioso que pueda revertir la pérdida de biodiversidad en 2030, siendo un momento crucial para introducir la perspectiva de género en la solución de los problemas.
La actividad humana ha alterado tres cuartos del medio ambiente terrestre y de acuerdo con el último informe de la Plataforma Intergubernamental sobre la Biodiversidad y los Servicios Ecosistémicos (IPBES), MÁS DE UN MILLÓN de especies de animales y plantas están en peligro de extinción.
Se calcula:
El trabajo de los grupos de mujeres que restauran ecosistemas ha continuado a pesar de la incidencia de la pandemia y la crisis actual Sin embargo su posición en el sector sigue sin ser reconocida.
Con la pérdida de biodiversidad, perdemos en nuestra vida diaria: perdemos alimentos y agua de calidad, todo tipo de productos provenientes de la naturaleza, medicinas, la capacidad de reducir la contaminación. Al perder biodiversidad nuestra economía y nuestra salud pierden también.
Disfrutar de la naturaleza es una idea genial, siempre que evitemos o reduzcamos al máximo nuestro impacto para proteger su biodiversidad. En este sentido, no debemos hacer fogatas, tirar basura o cualquier otro elemento que dañe el entorno, ni llevarse ningún ser vivo.
La biodiversidad tiene varios enemigos; uno de ellos es el contrabando de especies exóticas, un negocio ilegal que no ha parado de crecer en los últimos años. El primer paso para hacerle frente es no adquirir especies exóticas o llevárselas de sus lugares de origen. No son mascotas, ni juguetes. Y mucho menos abandonarlas, porque con ello también se contribuye a aumentar otro de los grandes enemigos de la biodiversidad: las especies invasoras.
Al hacernos asociarnos a ellas apoyamos su trabajo, y también podemos participar en el voluntariado ambiental, con lo cual también ayudamos a preservar la biodiversidad.
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