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La infancia y los conflictos bélicos

¿Por qué del
Conflicto
En República Centroafricana

Desde su independencia en 1960, este país ha vivido en un estado de guerra permanente, con las graves consecuencias que conlleva para su población. Los golpes de estado y la corrupción han sido una constante a lo largo de su historia. La comunidad internacional, como en otros casos similares, no ha prestado demasiada atención a los problemas de este país, por lo que no es de extrañar que el fundamentalismo islámico también comience a expandirse en esta zona de mayoría cristiana. El fundamentalismo siempre recluta adeptos donde impera la miseria.

En marzo de 2013, Michel Djotodia derrocó de la presidencia de la República a François Bozizé mediante una rebelión militar. Desde entonces la situación en el país no ha dejado de deteriorarse y, a pesar de la presencia de tropas francesas y multinacionales de paz de varios países africanos, las masacres entre los bandos enfrentados se han incrementado notablemente. La autoridad de Estado ha desaparecido y la economía ha ido en acusado descenso.

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¿Qué pasa con la infancia en República Centroafricana?

2,8 millones de personas (1,3 millones de niños y niñas) necesitan ayuda humanitaria por el conflicto ya que viven en situación de extrema pobreza. La población de República Centroafricana han vivido en guerra desde 2013. Actualmente el país se encuentra en una situación crítica provocada por tantos años de conflicto, el impacto de la pandemia de la COVID-19, y una escalada de violencia que comenzó unos meses antes de las elecciones de 2020 y que aún perdura.

En la primera mitad de 2024, la situación humanitaria reflejó una relativa mejora. Sin embargo, ésta sigue siendo muy frágil por la constante inseguridad, los desastres naturales y los desplazamientos de la población. Por ejemplo, el influjo de personas refugiadas que han empezado a llegar al país huyendo de la guerra y la pobreza en Chad y Sudán, impactan en una población que ya era vulnerable antes de esta llegada.

La vida de millones de niños y niñas en todo el país está amenazada por la continua violencia y por la falta de acceso a alimentos, atención sanitaria, educación, agua y saneamiento.

(Foto: Unicef)

Todo esto ha provocado que las tasas de desnutrición infantil superen el umbral de emergencia nutricional en casi todo el país.

También hay una enorme preocupación por la violencia basada en el género. Sólo en el primer trimestre de 2024 se reportaron 5.000 casos nuevos (incluyendo violencia sexual, ataques físicos, privación de recursos, violencia psicológica y matrimonio forzado). En un conflicto de larga duración como este, las personas y familias se ven sometidas a un tremendo empobrecimiento y acaban recurriendo a “estrategias negativas de afrontamiento” como el sexo por supervivencia o el matrimonio infantil.

El futuro de millones de niños y niñas en jaque

La situación de extrema vulnerabilidad y pobreza de la República Centro Africana, conlleva además las siguientes problemáticas:

  • Reclutamiento infantil: miles de niños y niñas viven atrapados por grupos armados y muchos más sufren violencia sexual. Prácticamente todos necesitan protección frente a estos grupos.
  • Educación interrumpida: los ataques a escuelas han aumentado y muchas han terminado como refugios o como bases de operaciones de grupos armados. Además, los niños y niñas han estado mucho tiempo sin ir al colegio por miedo a sufrir ataques o ser reclutados. Esto se sumó al impacto de la pandemia en 2020 que trajo como consecuencia el cierre de las escuelas. En estas circunstancias, el riesgo de que muchos niños y niñas no regresen a sus clases es muy alto. Actualmente sólo un tercio (37%) de los niños y las niñas asiste a la escuela con regularidad.
  • Desnutrición: la tasa de desnutrición aguda sigue aumentando, El 40% de los niños y niñas del país sufren desnutrición crónica.

No hay seguridad: los ataques a la población civil y al personal humanitario han sido constantes desde 2012. Es significativa la cifra de ataques contra trabajadores humanitarios entre 2017 (67) y 2018 (396), multiplicándose por 6, lo que deja más de 1 ataque al día. En 2023 se verificaron 60 incidentes de denegación de acceso humanitario en las zonas donde el conflicto está más activo.

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